Es la tercera vez que empiezo esta entrada. A ver si
es la definitiva.
Nora es redondita, con unos ojos grandes y achinados de
color azul grisáceo (¡cada vez más azules los veo yo!), con una
boquita pequeña y unos dedos largos y finos que mantiene muy
estirados. Tiene muchos moquetes y eso me angustia un poco, respira
fatal y le estamos echando suero varias veces al día. Fuimos a su
pediatra y nos dijo que estaban todos arriba, que no pasaba nada y
que le echáramos también un reparador de la mucosa, o vaselina,
porque está muy reseca por dentro, tanto que sangra.
A tres días de cumplir el mes ya se ha pelado enterita (hace ya
bastante tiempo), el cordón se le cayó al cuarto o quinto día, no
llora casi nada en el baño y me hace un poco de daño al mamar
porque no abre demasiado la boca. Tiene un frenillo corto adherido a
la lengua que creo que es el problema, pero vamos mejorando. Aguanta
más tiempo que Leo y es más rápida aún, Apenas duran unos pocos
minutos las tomas a no ser que se duerma en la teta, mama sólo de un
pecho cada vez y puede estar 3 horas o más sin mamar.
Al principio sólo dormía y mamaba, pero ahora las noches son más
complicadas. Ahora mismo la tengo en el fular dormidita mientras
escribo esto, haces unos días estuvo una hora llorando hasta que
logramos dormirla. Tiene muchos gases y se pone roja como un tomate
cuando intenta echarlos. Pone carita de sufrimiento y chilla como de
dolor, eso me mata. Las últimas noches han sido mejores, espero que
siga así.
En 15 días cogió 600 gramos y creció casi 4 centímetros. Tiene
mofletes y papada. Ya no me parece tan pequeñita como cuando nació,
con 3 kilos y 47,5 cm.
Leo se quedó con los abuelos cuando nosotros estábamos en
el hospital, fueron dos noches y se durmió las dos noches en el sofá
acurrucado en ellos, durmió menos horas de las habituales pero del
tirón. Aparentemente estaba bien. En las visitas que nos hizo lo
parecía, aunque yo le veía carita compungida y adivinaba en su
rostro que estaba como poco desconcertado. Puse mucho empeño en
recibirle la primera tarde sin tener a Nora en brazos, mi madre me
avisó desde la calle. Y teníamos preparado un regalito para él que
le encantó.
Pero lo está pasando mal. Si sus dos años estaban siendo ya
complicados, ahora más aún. Llora más, reta más, tiene más
mamitis (¿¿¿más??? ¡Sí, es posible!)... Me da mucha pena, pero
los berrinches son el pan nuestro de cada día. Intentamos tener
paciencia.
Ha vuelto a dormir con nosotros, y lo malo es que Nora le
despierta y él se desvela. Me pide teta (está tomando mucha más y
comiendo mucho menos), y su primer despertar es apenas a las dos
horas de acostarse. Antes podía hacer casi doce horas con un sólo
despertar en medio, por ejemplo, incluso había empezado a hacer
alguna noche del tirón (sólo un par de veces, no creáis). Se
duerme en su camita y le duerme el papi, eso es lo único que no ha
cambiado.
Cuando se despierta pide mamá (y se despierta varias veces), ya papá no le sirve. En un par de
ocasiones ha coincidido que yo estaba dándole de mamar a Nora y es
un drama. Después, en alguno de los siguientes despertares, cuando
ya estamos nosotros acostados, se viene a la cama.
Las noches, por lo tanto, son un poco caóticas. Nora no sabe aún
mamar bien tumbada. Hasta hace muy poquito sólo se dormía encima de
mí, ahora parece que acepta su cuna sidecar o un espacio a mi lado
en la cama, y así yo puedo tumbarme del todo para dormir. Poco a
poco.
Y yo... pues bueno, va por días. Al principio bastante
bien, últimamente parece que me falta paciencia. Hoy ha sido un día
horrible. Creo que no soporto ver a Leo así, sé que lo está
pasando mal y veo que la cosa no mejora (¿¿cómo va a mejorar, si
no ha pasado ni un mes??) y al final lo pago con él. Pobre. Ahora
son dos niños los que me reclaman y supongo que me puede la presión.
Espero que todo vaya mejor cuando este frío termine y podamos
estar más tiempo en la calle. La primavera nos va a ayudar.
Al margen de lo de Leo, mi posparto está siendo muy bueno. Las
molestias me han durado apenas 15 días (episiotomía y hemorroides),
los entuertos 3 ó 4. No he tenido bajón hormonal a lo bestia como
me pasó en mi primer parto, y estoy llena de energía. Además todo
es mucho más fácil con Nora, se nota que no somos ya primerizos y
no nos acojonamos tanto, jeje.
Pero la relación con mi compañero se resiente, el estrés
aflora, los gritos, las discusiones... No hay tiempo para nada,
estamos con Leo las 24 horas del día (él no va a guardería) y es
agotador. Y no, no quiero meterle en ninguna, ¡pero tengo derecho a
quejarme! Me siento sola y un bicho raro, sé que mis amigas con
hijos piensan que estoy loca y que incluso así sólo les perjudico
(a los míos) así que tampoco puedo desahogarme demasiado con ellas,
porque no quiero escuchar las consabidas frases y consejos. Lo mismo
me ocurre con el tandem. Sé que en gran parte esta presión es
autoimpuesta, y aunque no lo fuera, sé que no debería darle
importancia, pero es como si parte de mi seguridad en mí misma, en
esta forma de criar, se estuviera yendo un poco a la mierda. He
vuelto a desear que mi hijo no sea como es y eso no me gusta.
Así que tengo que empezar una vez más por lo básico: no gritar,
no enfadarme como un ogro, no gritar, no desesperar, no tomarme las
cosas que hace Leo como algo personal, no gritar, no dar portazos, no
exigirle tanto (que recoja todo todo el rato, que obedezca siempre,
que coma un poco más...)... ¿He dicho no gritar?
Supongo que tengo que aceptar que hay cosas de Leo que no me
gustan; él es así, tan dependiente, tan cabezota, tan “mal
comedor”, tan sensible... Y esta nueva situación le está
afectando mucho.
Y veo que no sé cómo ayudarle, se me acaban las ideas.
Bueno, más paciencia.
Y así es como estamos, unos días mejor, otros peor. Pero confío
en que saldremos vencedores, todos, esta familia. ¡Porque somos
estupendos y nos lo merecemos!