Y un mes más. El tiempo
pasa volando. Hace ya cinco meses, ¡cinco!, que mi gordita salió
enseñando el culo y cagándose en el personal, el 16 de enero del
2013. Aún tengo que escribir el parto, por cierto.
Sigo igual de liada, pero
más contenta. Lo de ser madre de dos lo llevo cada vez mejor. Lo de
ser madre de Leo y Nora también, aunque cada vez me invade más la bipolaridad. ;-) Mi pequeño sigue siendo una
lapita, no hay manera de que se despegue de mí o de su padre, pero
no nos resistimos demasiado. Sabemos que saldremos perdiendo. No
quiere dormir solo en su camita, cada noche se viene a la nuestra y
el papi se traslada, porque además necesita mucho espacio. No quiere
jugar solo. Necesita que estés todo el rato con él, casi le gusta
más vernos jugar que jugar él. Sigue tomando teta, aunque de noche
ya no, yo no lo llevaba nada bien así que le decía que sólo un
momentito y creo que al final se ha resignado. Alguna vez sigue
pidiendo pero casi nada. Las tomas de después de comer y de antes de
irse a la cama las mantiene. Rara vez se le olvida pedir la de la
tarde. La de la noche nunca.
Se sigue despertando y a
veces despierta a Nora. También alguna vez Nora le despierta a él.
Esto es lo que peor llevo, sólo por eso me gustaría que se quedara
toda la noche en su cama, porque además se suele despertar llorando
o gimoteando bastante fuerte. Nora se despierta también alguna vez,
pero sus noches son muy tranquilas.
Nos tocó el cole que
queríamos para él y Leo está encantado diciendo que en septiembre
irá al cole (al “tole”, como dice él). Pobre, no sabe la que le
espera... Y con el tema pañal acabamos de empezar, se está
familiarizando con el orinal y la taza del water.
Son muchos cambios este
año, pero estoy comprobando que mi niño es fuerte, que está feliz,
gamberro y desobediente pero feliz. Eso me gusta. Claro que también
se va haciendo experto en sacarnos de quicio, se frustra y se cabrea
mucho y es muy cabezón e insistente. El día a día es muy intenso,
teniendo en cuenta además que la mayoría de las veces ya no hay
siesta.
Le tienes que repetir las
cosas mil veces, tira la comida al suelo, su deporte favorito es
arrojar objetos de todo tipo (ha llegado a tirar un pedrolo contra el
cristal de un coche), come un día sí y uno no... Pero cada día es
más payasete, más gracioso, te dice “mami”, te da besos, se los
da a su hermana, te pide abrazos, habla mucho y cada vez mejor,
canta, baila (con mucho estilo), salta, juega, sonríe, se ríe... Y eso
hace que todo merezca la pena.
Y mi pequeñina está
cada día más preciosa, lo mira todo, todo lo quiere coger, chupar y
morder. Es muy risueña, nada que ver con su hermano a su edad, y
sólo saca su mal genio cuando tiene sueño. No termino de pillar
cómo quiere que la durmamos. Pero más de una vez lo ha hecho ella
solita en la cuna sidecar, conmigo a su ladito, en posición de mamar
pero sin ni siquiera hacerlo, las dos muy cerquita, yo meneándola
suavemente o acariciándola la frente... Otras veces es mamando,
otras en la bandolera, otras en el capazo, sólo quiere que la
sueltes y se pone en su postura preferida y en tres meneos cae.
Aún no se sostiene ella sola sentada sin ningún apoyo, pero le queda muy poco. Tampoco se da la vuelta. Le gusta bastante estar boca abajo y levantarse con sus bracitos y mirarlo todo. ¡Y habla mucho! Hace muchos gorgoritos y sonidos diferentes, me sigue encantando oir su voz, oirla vocalizar. Y me sigue maravillando que le guste tanto el baño y que aguante sus ratitos en la hamaca. El otro día la pusimos en el suelo, en la mantita de actividades, con un cacharro de plástico con muñecos colgando, y allí estuvo un ratito, boca arriba, cogiéndolos con las manitas toda concentrada. Su padre y yo flipábamos, es lo que pasa cuando tu primer hijo es un Leo, jajaja.
Tengo ganas de hablaros
del porteo, de mis lactancias con más calma y de alguna otra
cosilla... pero se me va el día y por la noche estoy vaga. A ver si
retomo.
Besos y feliz maternidad.