Tengo encima un cansancio extraño, que no es por
falta de sueño. Como decía en la anterior entrada, parece que los
días pasan sin razón ni sentido. Supongo que influye el tiempo que
ha hecho, lluvias y frío, que nos han tenido en casa más tiempo del
que nos gustaría. Después ha llegado la gripe y llevamos ya 10 días
enfermos. Además, en general el primer mes después de nacer Nora ha
sido de adaptación, de ensayo-error, de hablar y hablar y a veces
desesperar hasta que hemos encontrado una cierta calma.
Pero la cuestión es que me levanto por las mañanas
y... ¡no tengo nada que hacer! No tiene mucho sentido decir esto
cuando tienes un niño de 28 meses y una niña de 2, ¿verdad? Me
levanto, desayuno y me ducho si mi chico está disponible, doy de
mamar a Nora, hacemos cambios de pañal, desayuna Leo... Y a ver
dibujos. Cada vez pide más tele y ordenador: Calliou, Pocoyo, Dumbo,
Cars... Me he relajado mucho con este tema desde el embarazo. Así yo
podía descansar un poco. Mientras tanto echo un vistazo si puedo a
blogs y foros amigos, pero tampoco puedo concentrarme en escribir ni
leer mucho porque Leo pide cambiar de vídeo cada dos por tres, o se
levanta y se da una vuelta, o se pone de pie en el sofá... Lo
normal, vamos. Así que mi hijo es un adicto a los dibujos... ¡y
para colmo yo no puedo ni siquiera aprovechar eso para hacer otras
cosas!
Luego por supuesto hay que ocuparse de Nora, con lo
cual cualquier actividad se interrumpe, y si por suerte Leo y yo
estamos jugando, pues también. Además Leo se cansa de todo
enseguida pero me reclama constantemente, para cualquier cosa, y
últimamente casi siempre entre lloros. Lo que quiero decir es que mi
vida está hecha de “trocitos” de tiempo muy pequeños e
interrupciones constantes.
Antes de que el papi se pusiera malito habíamos
establecido una “rutina” vespertina que nos iba bien. Leo va a
una pequeteca dos días en semana con los abuelos, y otro día a la
semana (o dos, a veces), se iba a pasar la tarde con los otros
abuelos. Así que durante unas tres horas, 3 ó 4 días a la semana,
podíamos estar “libres” (con Nora, eso sí, pero ya no es lo
mismo). Esos días seguimos pasando mucho tiempo con Leo, todas las
mañanas y parte de las tardes, pero esos ratos nos sirven para
descasar un poco y hacer cualquier actividad que suponga emplear más
de 10 minutos seguidos. Si Nora nos deja, claro. Por las mañanas, yo
salía al parque con los dos. Pero como digo empezó enseguida el mal
tiempo...
Sé que este estado de ánimo tiene mucho que ver
con lo que hemos vivido los últimos días. Yo necesito salir,
relacionarme con más gente, soy muy casera pero muy social también.
Tengo ganas de que todo se asiente de nuevo, de que estemos sanos y
podamos hacer planes fuera. Y entonces quizá se me quite un poco
esta sensación de vacío y de estar encarcelada.
También sé que una etapa está llegando a su fin.
Si Nora no estuviera aquí, diría que mi puerperio (el de Leo) está
acabando (mi puerperio... ¿y quizá mi paciencia?). Hace poco leía
en un blog (he intentado encontrar la entrada pero no recuerdo qué
blog era) sobre el final del puerperio, de repente tienes ganas de
hacer cosas que no tienen nada que ver con tu papel de madre, tienes
ganas... de salir de tu piel de madre y meterte en esa otra que casi
no usabas desde hacía tiempo. No sé si yo estoy pasando por esto
debido al agobio de ser mamá reciente de dos enanitos, o es que
realmente se me ha juntado la salida del de Leo con la entrada del de
Nora... ¿Es esto posible?
Nunca, nunca me arrepentiré de haber estado con Leo
estos casi 3 años que voy a cumplir en septiembre de 2013, los he
disfrutado y disfruto muchísimo y simplemente es la forma que yo he
elegido de criar a mis hijos (bueno, y un poco la que la vida me ha
plantado delante al dejarme sin curro), con sus cosas mejores y
fáciles y sus cosas peores y más complicadas, pero ahora está
empezando a ser duro de verdad. Lo bueno es que sé que en septiembre
empieza el cole, nos veremos mucho menos y comenzará otra gran etapa
de nuestra vida, y eso me hace enfrentarme al ahora con muchas más
ganas y querer disfrutar mucho del tiempo que nos queda, que además
en breve va a estar lleno de sol y menos frío (¡que hoy ha nevado,
hombre ya!).
En resumen, tengo poco tiempo en exclusiva para
Nora, poco tiempo en exclusiva para Leo, poco tiempo para mí, poco
tiempo para cualquier actividad que no sea cambiar pañales, dar teta
a alguien (del tándem hablaremos otro día), resolver algún enfado
o llantina... ¡y últimamente pocas ganas de nada excepto de huir!
Pero sé que pasará, y que seguiré disfrutando de
mis hijos como disfruto viéndoles cada día, sé que vendrán días
mejores y que mientras tanto no voy a perder el tiempo
culpabilizándome de nada. ¡El objetivo es ser cada vez menos una
“drama mamá”!
¿Cómo habéis vivido la maternidad las mamás de 2
(o más) que se llevan tan poca diferencia de edad? ¿Os agobiásteis
así al principio? ¿Y después? ¿Me dáis un poco de esperanza?
Termino prometiéndome a mí misma escribir una
entrada pronto sobre mis dos maravillosos hijos, sus monerías,
ruiditos y gracietas.
Y con esta promesa... os deseo feliz maternidad. :-)