miércoles, 9 de julio de 2014

Marte

Hoy quiero escribir desde el corazón, sin ser políticamente correcta, sin pensar en lo que digo, sacándolo todo fuera y liberándome. Llevo unos días con todo esto dentro y no me gusta.

Quiero decir que me siento orgullosa de cómo estoy criando a mis hijos. Sé que hago muchas cosas mal, en muchas ocasiones no soy la madre que quisiera ser pero no me culpo, sé que es difícil, sobretodo seguir sus ritmos, tener paciencia, entender sus actitudes... Y a veces nuestra estúpida mente de adulto se pone delante y lo tapa todo. A veces también, simplemente, exploto y grito y luego me arrepiento. 

Me molesta, o me duele, o me afecta de alguna manera, vez qué diferentes son las cosas en mi entorno. Comprobar que de lo que se quejan los demás es lo normal para mí y de lo que me quejo yo ellos no tienen ni idea porque jamás lo han experimentado ni vivido con sus hijos. No me gusta ver cómo a mi alrededor los bebés no toman teta "porque están todo el día enganchados y eso no puede ser", cómo a otras madres les resulta tan fácil dejar a su bebé recién nacido con otras personas y alejarse de él. Cómo "se aburren" con él cuando apenas acaban de parir. Cómo casi todo el mundo habla de lo bueno que es dejar a sus bebés un fin de semana y hacer una escapada, cómo casi nadie habla de lo bueno que es estar con ellos el mayor tiempo posible y cogerles mucho en brazos.

Cada madre es la mejor madre para sus hijos, eso ya lo aprendí hace tiempo, y también que juzgar es estúpido e injusto. Lo que a mí me pasa realmente es que no me gusta ir a contracorriente. No me gusta nada. Y me da envidia ver que la inmensa mayoría de madres a mi alrededor tienen como 100 cosas en común... y yo tengo 10. Y me siento diferente. A lo mejor soy imbécil por sentirme así, no sé. Yo sólo sé que quiero ser "normal", quiero hablar de mis hijos con otras madres sin tener que acabar diciendo "ya", "sí", "claro"... porque me hablan sobre Estivill, sobre que dar teta es una esclavitud, sobre que si les metes en tu cama estás perdida, sobre que se te suben a la chepa, sobre que tal finde me voy con mi marido a la playa... Y si yo hablo, a los pocos minutos son ellas las que me están mirando raro y diciendo "sí", ah sí?" "ah pues yo no...".

Y lo que pasa con la crianza es que no somos capaces de ver estas posturas a veces tan opuestas sin que nos toque en lo personal. ¡Normal, estamos hablando de nuestros hijos y a veces son realmente opuestas! No es tan fácil como decir:

-uf, a mí es que dar teta más allá del año me da repelús, además es que se hacen más dependientes y claro, no saben estar sin mamá... un coñazo y es que es peor para ellos yo creo.

-claro, es verdad, qué interesante. Yo es que pienso que la lactancia es algo tan bueno para ellos... y a mí me encanta dárselo, les alimenta, les consuela, pero si incluso potencia el desarrollo cerebral, previene enfermedades...

-yo es que cuando se pone tonto, al rincón a pensar. Y lo mejor ignorarle. Luego se le pasa y ya.

-ah sí? Yo pienso que así le estás causando un daño bastante importante a tu hijo, que no es que le vayas a traumatizar de por vida, pero hacerle sufrir sólo porque tiene 2 años y se está reafirmando, pues no lo veo. Me parece cruel, yo intento entenderle, he leído sobre por qué actúan así y es un síntoma saludable, hay que tener paciencia y acompañarles en su rabieta, sin ceder a lo que piden si crees que no debes hacerlo, pero nada más.

¿Creéis que una conversación como cualquiera de las dos anteriores puede fluir de manera cómoda, interesante, relajada, con risas incluso... a no ser que las dos personas sean amigas íntimas? (y ni con esas, diría yo). Vamos, ni el mayor experto en diplomacia del mundo sale vivo y coleando (feliz como una perdiz) de algo así. Lo mejor que puede pasar (que es lo que suele pasar en mi caso) es que la conversación dura un suspiro. Sin que llegue la sangre al río ni mucho menos, pero desde luego no se acerca ni de lejos a una conversación mínimamente interesante, sincera, estimulante o al menos un poco entretenida.

Para mí es una necesidad no satisfecha del todo. Creo que compartir con otras madres sobre crianza es valiosísimo, pero a veces me gustaría poder compartir algo más de lo mío, no únicamente esas 10 cosas en común, que están muy bien, pero se me quedan cortas.

Cuando estoy positiva esas 10 cosas me parecen 100 y entonces creo que estamos todas bastante cerca. En momentos como éste esas 10 se me hacen 2 y me siento de Marte. ¡¡Y no quiero ser de Marte!! (Por suerte algunas marcianas hay cerca de mí, y algunas medio marcianas, que también me sirven, jajaja).

Este mundo de adultos, que desprecia a los bebés y a los niños, a veces me da asco. Aquí lo dejo, expulsado está, y a otra cosa. :-)

Feliz maternidad.