domingo, 29 de marzo de 2015

Va de libros (IV)

Hoy os hablo de una colección para mí muy original, de calidad, y con mucho encanto: De la cuna a la luna, de la editorial Kalandraka. Son en total ocho cuentos muy cortitos, sencillos, en cartón duro, pequeños, en mayúsculas, rimados... Ideales para los bebés, aunque con los que son un poco más mayores se pueden aprovechar muy bien. 



Son poesías, que se pueden aprender de memoria e incluso cantar. Con ellos puedes aprender los números, los colores o los instrumentos musicales. Son coloridos y baratos. ¡No se puede pedir más! Os hablo de los que yo conozco:

Cocodrilo: mi preferido. Es un poema rimado para aprender los colores. Lo puedes contar o cantar. Os dejo un vídeo en el que las chicas de Entrelecturas lo recitan. A mí la profe de la bebeteca de Nora me lo enseñó de otra forma, con más melodía y cantado una sola vez desde el principio hasta el final, no con las múltiples repeticiones del vídeo. Pero no lo he encontrado en Internet. Le propuse a Leo grabarle mientras lo cantaba... ¡pero no quiso! :-)



Luna: es un poema a modo de pictogramas. No os explico nada porque os dejo vídeo también.



Estos dos son los que más me han gustado y con los que más ha disfrutado Nora. También tenemos el de Cinco (5), que está muy bien, y el de Violín. Con todos puedes “jugar”, de una forma u otra.

Y para niños mimosones, de los que no duermen solitos porque dónde va a parar, con lo bien que se está pegadito a mamá o a papá... este cuento maravilloso que no, no les va a enseñar a dormir solos en su habitación... más bien nos va a enseñar a nosotros, los papás y las mamás, que el amor y la “dependencia” que sienten nuestros hijos no es mala, ni es mala dejarla fluir. ¡Y a dormir cada uno como quiera! Se trata de De verdad que no podía,  de Gabriela Keselman (autora) y Noemí Villamuza (ilustradora), editorial Kokinos. Uno de esos cuentos que hablan de sentimientos, que educan en lo emocional sin prejuicios, sinceros y humanos.


Os deseo una feliz lectura. :-)

viernes, 27 de marzo de 2015

Autocorrección y reseteo



Resulta que llevo unos días currando. Por eso no escribo. Pero ya. Ya voy. Me queda una hora y media por delante antes de recoger a los niños, que están con los abuelos.

El tema estrella siguen siendo las rabietas. Para mí es evidente que Leo está en una racha mala. Llevamos semanas de rabietas muy fuertes, de mucho cansancio, de no saber qué hacer ante situaciones que nos superan a todos. Hemos caído en las amenazas, los castigos y los gritos, pa que no falte de na, y no, no funcionan, y hay que pararlo. Hay que parar y respirar.

Ayer sentí realmente ansiedad y un agujero en el estómago cuando Leo se puso a chillar y llorar en medio de una tienda. Y luego en la calle, cuando me lo llevé en volandas. Y luego en el coche. Pero al menos no le grité. Sólo le expliqué (al principio) por qué no podía permitir que hiciera lo que él quería hacer.

Antes de ayer tampoco grité, aunque sí lloré, de puritita impotencia al ver que tooooda esa paciencia que había puesto en práctica durante un buen rato no había servido de nada y Leo había acabado desobedeciéndome a mis espaldas, para venir a regodearse luego. Menos mal que salimos a la calle y se me pasó, y él hizo un rato de niño bueno para darme el gusto. ¡Y se lo agradecí, vaya si se lo agradecí! Y tan orgulloso que estaba él.

Así que tenemos:

-gritar no.
-amenazar no.
-castigar no (en nuestro caso al menos no sirve de nada a no ser que sean consecuencias muy muy lógicas y “facilitas”... y muchas veces ni con esas).

-mantener la calma sí.
-relativizar sí.
-no tomarse como algo personal sus malas contestaciones.
-dejar las normas claras desde el principio (anticiparse al conflicto).
-ceder a veces y no exigir tanto (creo que a veces se nos pira la pinza un poquito. Hay que repetir: “tiene sólo 4 años tiene sólo 4 años tiene sólo 4 años”).
-no entrar al trapo en las discusiones y no soltar “chapas”. Frases cortas, claras y amables.
-ser neutro. Estar calmado. No dejarse llevar emocionalmente.

Leo es duro, es de los muy duros... Y Nora... tiene dos años y el record mundial de “mamás” y “yo solita” dichos por hora. Además de un carácter y un genio dignos de su hermano (y no sé si de alguien más... ejem).

Y mi punto débil es pensar que esto no se le va a pasar, que seguirá así a los 15 años y será el típico niñato... gilipollas, para qué andarnos con rodeos. Mi mente vuela y convierto a mi hijo en un adolescente egoísta, nada empático, violento... Y me da miedo. Veo tanta ira en él, tanto que soltar... Al menos lo suelta, pero lleva ya tanto soltado y sigue teniendo tanto... Y es a la vez tan cariñoso, tan feliz...

A veces creo que no le damos suficiente poder, toma de decisiones, independencia.

Tiene sólo 4 años tiene sólo cuatro años tiene sólo 4 años.

¡Nosotros podemos!

¡Feliz maternidad!

lunes, 9 de marzo de 2015

Porteo: el fular

El fular es una tela larga, muy larga, que te envuelves en el cuerpo y anudas y con la cual sostienes a tu bebé. Los nudos asustan, pero hay algunos realmente fáciles. Y la sujeción es equivalente a pegarte al niño con pegamento. ;-)

El fular elástico es mayoritariamente de algodón y en un pequeño porcentaje de algún material elástico (elastán). Resulta muy elástico, como la típica camiseta ajustada de tirantes, ésa que encuentras en todas las tiendas y que es muy útil para dar la teta en invierno, ¡jajaja!

Es muy fácil de ajustar precisamente por ser elástico, te lo pones en un periquete. Yo aprendí estando embarazada, vi muchos vídeos en you tube, probé con algún muñeco... y la verdad es que cuando me puse a Leo no tuve ningún problema. Aquí el primer día que salí a la calle con él, tenía sólo 15 días.



Reparte el peso entre los dos hombros y la espalda, cuando el bebé es pequeñito la sensación es de que no pesa nada de nada. Una gozada. Respeta totalmente la fisiología y la postura natural del bebé, se puede usar desde el primer día y siguiendo las normas básicas de seguridad puedes tenerlo ahí dentro todo el tiempo que quieras (o que quiera él). Las normas son que el fular no vaya flojo, que el bebé vaya correctamente sujeto apoyando su peso en su culito (sentado, no colgado), espalda curvada, vías aéreas despejadas, cabeza a la altura de tus besos (esto último más que nada para evitarte un dolor de espalda innecesario). Personalmente no me inspiran confianza los nudos con el bebé en posición cuna, creo que hay que hacerlos muy muy bien para que el bebé no se vaya haciendo una bolita y quede en mala postura. De todas formas la inmensa mayoría de los bebés van más a gusto en posición vertical, y el porteador también. Nunca he visto a un bebé porteado en posición tumbada, sólo en vídeos demostrativos en internet.

Me enrollo. Es que el fular parece que no, pero tiene tela... Aquí algunas fotos de Leo dormidito, en casa. Yo lo usaba constantemente con él, ¡meter el elástico en la lavadora era un drama! Ahí se estaba quietecito, se dormía, se calmaba... Aunque muchas veces tenía que ponerme de pie y pasear, no le valía que estuviera sentada en el sofá. Esto es muy típico también en los bebés porteados. 


 

Con el fular he puesto la lavadora, he limpiado la casa, he ido a pasear, de compras, he leído, he comido, he cagado, he ido en autobús, al centro, al campo, al médico, a conferencias, a bares... El fular con Leo me salvó la vida. El capazo apenas lo usamos un par de veces para salir, y a modo de mini cuna en casa (pocos ratos también, jajaja). La silla ya un poco más, sobretodo en verano. El fular elástico en verano es la muerte. De hecho el fular elástico empieza a ser incómodo hacia los 8-9 kilos... Depende mucho del porteador. Yo con mis dos hijos lo he usado los 4 primeros meses más o menos, enseguida me empezaba a resultar incómodo porque según el bebé va pesando más, el fular cede y se clava, y ya no sientes esa sensación de sujeción como antes. Aquí Leo tenía ya 4 meses, estábamos en febrero. 


En invierno es lo más calentito y cómodo. Es como ir en pijama. Es maravilloso. Me encanta que mis hijos hayan nacido en invierno porque he podido disfrutar de llevarles en un elástico mucho tiempo. En la siguiente foto Leo tenía 3 meses, era enero y hacía mucho frío. Yo recuerdo que el abrigo, que llevaba desabrochado, casi casi me sobraba. El forro polar era un XXL comprado expresamente para portear, baratísimo. Leo iba sin abrigo, por supuesto. Probablemente llevaría una par de capas, una de ellas gordita. Tened en cuenta que sólo el fular son 3 capas sobre el bebé (aunque se pueden convertir fácilmente y en dos segundos en dos o en una, es muy versátil).


Cuando el bebé es muy pequeñito puedes taparle piernas y pies con el propio fular elástico, usando el nudo de la cruz envuelta con la banda horizontal por fuera, lo que se llama “el preanudado”. Es un nudo muy fácil en el que primero te colocas el fular del todo y te lo atas, y luego metes al bebé. Puedes sacarlo y meterlo sin deshacer el nudo. Este nudo sólo se recomienda con los fulares elásticos. Si usas la cruz envuelta con las bandas verticales por fuera te colocas el fular pero sin atar, y después ya coges al bebé y te lo atas con él en brazos. Pero es muy fácil también. Además el ajuste es más exacto. En esta foto estoy con la cruz envuelta no preanudada, Leo tenía 3 meses y era un fular no elástico que me dejaron para probar. Como véis, Leo lleva la piernas por fuera pero le había puesto unos patucos monísimos que me dieron, hechos a mano, ¡que le llegaban por las rodillas! Para portear hay también calentadores, que yo he usado muchísimo con mis hijos, y no sólo para portearles. En general para el frío van genial. 


A los 5 meses empecé a usar otros fulares. Me compré un semi-elástico y uno no elástico, de algodón. Esto de los fulares es un mundo y podría llenar blogs enteros con frikadas sobre trapos. Pero dejémoslo en que el fular no elástico es el “normal” y el semi es de algodón también pero más fino, tipo camiseta.

Aquí estrenando el Zara Infinity:


Y aquí en el jardín botánico con el semi-elástico, Leo tenía ya 6 meses. Éste lo usé muy poco, y si pudiera volver atrás no lo hubiera comprado. Al menos lo compré rebajado y después lo vendí de segunda mano. 


En verano, como ya he dicho, siempre he usado bastante el carro. No soporto portear con calor excepto con la bando poco rato o con la mochila a la espalda, pero en situaciones muy concretas. Aquí estoy con un fular de gasa, fresquísimo, con un nudo a la cadera. Este fular sí vale realmente para el verano, ¡yo diría que es el único! 


Realmente a esta edad (Leo tenía 9 meses ya) yo le porteaba casi siempre a la espalda. Empecé sobre los 6 meses con la mochila. Con el fular tardé más en atreverme, entre otras cosas porque el nudo más fácil a la espalda es el canguro, y ese nudo con mi fular no podía hacerlo porque era larguísimo. Bueno, por poder se puede, pero es mejor hacerlo con un fular más corto para que no te arrastre tanto la tela. ¡Excusas para comprarme otro trapo! :-D

Aquí Leo con 13 meses:


Y aquí con 15 meses y mi talla 4, un Didymos anthracite de algodón y cáñamo. El cáñamo le da mayor soporte y es un fular fino, como los que a mí me gustan:


En la espalda el bebé pesa menos, tú vas más cómoda, él tiene mayor visión... Con el fular te lo puedes colocar altísimo, cosa que con la mochila no puedes hacer. Cuanto más alto está el bebé mejor ve.

Me encantaba la libertad de llevarlo a la espalda y a la vez sentirlo tan cerca... 



Ahora que casi no porteo, cuando Nora me pide que la lleve me encanta. "Aquí, mamá". Y señala mi espalda...

Lo peor de portear a la espalda es el frío. Delante hay menos problema, pero atrás el abrigo dificulta mucho el ajuste, ¡aparte de que si te lo quieres quitar te tienes que quitar al bebé! Por eso yo cuando llevaba el fular a la espalda intentaba pasar de abrigo. La mochila es más fácil ponerla y quitarla llevando tu abrigo.

Con Nora casi no he usado fular. Del elástico pasé a la espalda pero con la mochila, y entremedias usé un mei tai también. Cuando quise ponerme a ello con el fular a la espalda se resistía, era muy impaciente y no se dejaba, estaba muy acostumbrada ya a la rapidez de la mochila. Y yo no insistí mucho más.

Aquí tenía dos meses y medio:


El elástico sí lo he difrutado también con ella. Aunque curiosamente he porteado más a mi primer hijo que al segundo. Nora se quedaba tranquila en casa durmiendo en el capazo y yo aprovechaba para tirarme al suelo con Leo a jugar, más libre. En la calle sí ha sido imprescindible en los días de parque, para llevar al cole a Leo... Al principio Nora iba siempre dormidita en el fular, era salir a la calle y caer redonda. Aquí con 2 meses y medio y 4 meses. 





En resumen, para mí el fular elástico lo mejor. Una pasada poder llevarles en él. Y después, directamente pasaría a fular no elástico a la espalda. Compitiendo directamente con la rapidez de la mochila, pero es que son tan bonitos... Y el ajuste es tan perfecto... y tienen tanta visión... Y bueno, que fulares los hay de todo tipo, y nudos también. Es un vicio, tened cuidado... ¡Lo digo por experiencia! :-)

(Si queréis ver la entrada sobre la bandolera de anillas, pinchad aquí)

miércoles, 4 de marzo de 2015

... y rabietas de mamá



Últimamente tengo muy poca paciencia en casa y bastante (¡no digo mucha porque nunca es suficiente!) fuera de ella. Leo y Nora se relajan en la calle, casi siempre... y sobretodo yo me relajo muchísimo. Pasamos dos horas fuera sin ningún problema y cinco minutos después de cruzar la puerta ya estamos todos gritando o llorando o regañando. 

Últimamente huyo al estudio... o al baño. Cualquier lugar es bueno. Necesito silencio, de repente los gritos y llantos de mis hijos me hacen mucho daño, daño físico en los oídos.

Leo está especialmente cruel (o yo especialmente sensible...). Se hace mayor, controla más el lenguaje, los registros, las frases hechas... Y ahora hay que enseñarle por qué no debe mostrar desprecio o humillarnos. Bueno, más bien enseñarle que algunas cosas son humillantes, porque su intención nunca es mala, habla su enfado, su rabieta, yo lo sé... pero a veces me afecta mucho y no sé mantener la calma (eso taaan difícil que es una de las claves para las rabietas).  ¡Me lo tomo como algo personal y subo de 0 a 100 en 2 segundos!

Ahora dice mucho eso de: ¡no voy a estar contigo nunca más! La verdad es que eso no me afecta, me parece casi tierno. Pero a veces es mucho más cañero. Hoy le he dicho que se quitara las playeras con cuidado, porque suponía que tenía arena. Pues se las ha quitado a lo loco y la arena ha volado por el salón. 

-Leo, jo, te he dicho que lo hicieras con cuidado...
-¡Pues así trabajas más!

Creo que es lo más fuerte que le he oído decir nunca. No sé de dónde viene, cómo se le ha ocurrido... En fin, supongo que él sabe que barremos la arena del suelo y que eso es trabajar, y ya. No hay más segundas intenciones en su frase, ¡pero vaya frase!

Le cuesta mucho obedecernos, está muy vago. Hoy le ha costado la vida lavarse las manos antes de comer. Al final lo ha hecho, después de llorar y llorar en el sofá diciendo que no quería, que cuánto trabajo. Al levantarse decía: ¡me voy a lavar las manos muy enfadado! Con cara de ogro y brazos cruzados... Me tengo que reir.

Pero debería hacerlo más. Yo, lo de reir. No puedo seguir así. A ver si escribirlo aquí me ayuda. Me cuesta mantener el buen humor, quizá él lo nota. Bueno, seguro que lo nota. Leo es muy sensible en esto. Como muchos niños. Es increíble cómo hacen suyos nuestros malos humos. ¡Y los multiplican por mil! Cuanto peor estás tú, peor "se portan" ellos.

Sé que no es excusa, pero es que dos niños con rabietas a la vez... ¡Uf! Cuando no es uno es el otro. Al final me pongo yo de mala leche, además los adultos lo vamos acumulando todo, hacemos bola, no como ellos que a los 10 minutos ya son plenamente felices otra vez.

Así que sí, tengo que aprender a controlar mis propias rabietas, las provocadas por mis terribles dos... ¡Mis terribles dos niños con rabietas! ;-)

Menos mal que hay buenos momentos, muchos, buenísmos, cada día. Y mamá también tiene sus ratos felices, de reir, de mirarles, de amarles. Menos mal que Leo a la salida del cole, de camino a casa me dice: mamá, ¿me cuentas por qué el sol sólo sale por el día? ¿Y por qué a veces se ve la luna aunque no sea de noche? ¿Y sabes que en el espacio flotamos? Es porque no hay gravedad (sí, el proyecto de este trimestre es sobre el espacio). Y menos mal que Nora es payasa como ella sola y baila y canta canciones, y habla con lengua de trapo y dice: ¡qué rico el Dorito! :-D 

Feliz maternidad.